ESTO SE LLAMA - fregar al ritmo de flauta de Pan - circuncidada, por supuesto - con la exquisita pseía de uno de los Sebastianes difusos que pronunciaron, en Lisboa - la rossa
"Que símbolo fecundo
Vem na aurora ansiosa?..."
Digo yo que, sublimada la rosa, la cosa queda en su realidad – el montoncito de argamasa de rostro y espina – sin decantarse en...
"...Na Cruz Morta do Mundo
A Vida, que é a Rosa."
En fin - que tira vena adentro, en la canalización sin sentido que crece y se afina y es capaz de ensombrecer un muro blanco, un muro del ojo de – ¿Dios? – balbucir de ceguera - sólo ojos.
"Olho, desterrado de ti, as tuas mãos brancas
Postas, com boas maneiras inglesas, sobre a toalha da mesa.
Pessoas independentes de ti..."
Vamos, que digo que – sublimada (la rosa) - pasada a la nube, queda la etérea a la que ya ella (la cosa)
y yo
– como alimañas - amamos, con tristeza y desprecio
y con agua transparente - negra en los fregaderos de la noche en la casa, cuando haces y deshaces pasos que salpican:
que é a Rosa...?"
WHAT y AMEX de la amanita - No duerme nadie. No duerme nadie por el suelo. No... nadie.
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